martes, 8 de diciembre de 2009

Garzilazo de la Vega



Garcilaso de la Vega descendía, por parte de padre, de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Nació en Toledo entre 1494 y 1503, posiblemente en 1498.[1] Quedó huérfano de padre y se educó esmeradamente en la Corte, donde conoció en 1519 a su gran amigo, el caballero Juan Boscán. Seguramente a este debió el toledano su gran aprecio por la lírica del valenciano Ausiàs March, que dejó alguna huella en su obra.

Garcilaso entró a servir en 1520 a Carlos I de España en calidad de miembro continuo de la guardia regia. Aprendió griego, latín, italiano, francés, música y esgrima. Tuvo un amorío con una dama comunera toledana, doña Guiomar Carrillo, de la cual tuvo un hijo que reconoció de forma póstuma, Lorenzo Suárez de Figueroa, nacido hacia 1521, según dice en su testamento: «Don Lorenzo, mi hijo, sea sustentado en alguna buena universidad y aprenda ciencias de Humanidad hasta que sepa bien en esta facultad; y después, si tuviere inclinación a ser clérigo, estudie Cánones, a y si no, dése a las Leyes; y siempre sea sustentado hasta que tenga alguna cosa de suyo». En los años siguientes luchó en la Guerra de las Comunidades de Castilla y fue herido en la acción de Olías del Rey; también participó en el cerco a su ciudad natal (1522); a finales de ese mismo año se embarcó en compañía de Juan Boscán y Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, futuro virrey de Nápoles, en una expedición de socorro que quiso (y no pudo) evitar la caída de Rodas en poder de los turcos; de nuevo resultó herido, esta vez de gravedad.

De vuelta a España fue nombrado caballero de la Orden de Santiago y en 1524 se enfrentó a los franceses en el cerco de Fuenterrabía. A su retorno a Toledo, contrajo matrimonio en 1525 con Elena de Zúñiga, dama de doña Leonor, hermana de Carlos I; por ello Garcilaso entró a formar parte del séquito de ésta. Por entonces empezó a escribir sus primeros poemas según la estética de la lírica cancioneril, que pronto desechará; además ejerce un tiempo como regidor de su ciudad natal. El punto de inflexión en su lírica obedece a un día de 1526 en Granada, en los jardines del Generalife y cerca del palacio del emperador, como cuenta Juan Boscán:

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